EN EL CAMINO A LA RECOMPOSICIÓN DEL ORDEN INSTITUCIONAL

por: Angela Maria Hernandez

De acuerdo a la última encuesta Gallup publicada antes de la primera vuelta presidencial, la candidata conservadora Marta Lucía Ramírez ha logrado moderado apoyo entre los electores[1]. La lucha contra la corrupción y el empoderamiento de la mujer son temas que están en el centro de su estrategia de campaña, y con estas banderas más que con el propio “trapo azul” de su partido, viene recogiendo algunas afinidades entre las bases que creen en la necesidad de “recuperar” el orden y la institucionalidad del país para alcanzar mayores oportunidades.

No cabe duda que Ramírez ha sido una de las damnificadas por la polarización que se ha producido alrededor de las campañas de Oscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos. No obstante, a partir del discurso centrado en la confianza por la ley y la institucionalidad, la candidata ha intentado diferenciarse de sus contrincantes y capitalizar ciertos apoyos. Si bien, los ejes de la campaña conservadora no logran advertir cambios reales sobre los grandes temas de la política nacional, más que como una vuelta al orden del Estado, parece ser la más sintética y directa entre las cinco, obviando por supuesto, profundizar la discusión entre la guerra y la paz como lo vienen haciendo los candidatos que puntean en las encuestas. Además, la trayectoria de la candidata parece brindarle confianza a indecisos y conservadores anti-santistas, quienes ven en ella un perfil con experiencia en temas concretos de la política nacional.

Frente a este panorama, en el presente análisis se intenta develar las posibilidades de gobierno de la candidata Marta Lucía Ramírez, a partir de su perfil, ejes programáticos, y los retos y dificultades más próximos con relación a las fuerzas políticas del conservadurismo.

La concepción conservadora de la ley y la sociedad marcan el estilo de Ramírez, en primer lugar desde la apuesta del impulso de la mujer a partir del emprendimiento; una mujer (que en su condición de ama de casa) busca mayor autonomía económica desde el sistema productivo, y en segundo lugar, desde la ley como orden máximo de la esfera pública, inquebrantable en su cumplimiento. Además de esta doble apuesta, se desprenden otros cinco ejes programáticos que son seguridad, educación, empleo, salud y justicia.

El tema de seguridad para la candidata suele estar estrechamente vinculado con su trayectoria como la primera ministra de defensa de la historia de Colombia, incluso recuperando como insumo esencial el discurso uribista de la Política de Seguridad Democrática, de la cual fue impulsora. La apuesta fundamental en este tema está en el fortalecimiento de las capacidades de la fuerza pública para disuadir las amenazas, sean éstas propias del contexto interno tales como la lucha contra la insurgencia y el narcotráfico, o frente a un posible conflicto internacional. En este último punto, Ramírez no descarta una eventual una dificultad internacional con Venezuela u otro país.

Siendo fiel al discurso de la seguridad democrática, estas capacidades en seguridad tienen una conexión directa con el lugar que la fuerza pública ocupa en los objetivos de gobierno y la protección de los valores supremos de la patria. En este sentido, promesas como la gestión de un fuero penal militar, mejor dotación tecnológica para las fuerzas y el mantenimiento del pie de fuerza, incluso en un posible escenario de postconflicto, marcan una predilección por los asuntos de la defensa. En cuanto a la seguridad ciudadana, asume la necesidad imperiosa de mantener el tamaño de la fuerza pública pero con algunas recomposiciones, para lo cual propone la creación de una Policía Militar encargada de asegurar el orden en las regiones y de anticipar los efectos del postconflicto frente a otros objetivos como las bandas criminales y el narcotráfico.

Vinculado a este punto se encuentra el tema de la paz, sobre el cual la candidata ha advertido una continuidad del proceso que se adelanta en La Habana condicionado a los aspectos humanitarios del conflicto. De modo que las Farc y posiblemente el ELN, estarían comprometidas a abandonar definitivamente los ataques a la población civil y en particular, a renunciar al reclutamiento de niños y niñas para la guerra. Además, el sometimiento a la justicia si impunidad se muestra como uno de los inamovibles para Ramírez, para lo cual no descarta la imposición de penas simbólicas para mandos medios y bajos de estos grupos armados. A pesar de los condicionamientos Ramírez ha venido reconociendo que cree en la salida política al conflicto, y que precisamente a esto apuntaba la Política de Seguridad Democrática mediante la presión militar a la insurgencia. No obstante, en el discurso de la candidata todavía resulta ambiguo el carácter de un acuerdo por la paz con la guerrilla, más aún estimando la posibilidad de éste se dé sobre la base de un sometimiento como en el caso del fallido proceso con los paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe.

Como ya se ha venido anticipando, en lo relativo a la justicia Ramírez se muestra como una defensora de la ley, un aspecto que ha vinculado con su proveniencia social, política y profesional. Al desacatamiento de las leyes atribuye el descontento de los ciudadanos con el funcionamiento del Estado como garante de sus derechos, siendo los funcionarios corruptos tanto dentro de la esfera pública como desde la esfera privada, los principales culpables de la crisis de institucionalidad. Para ello propone instrumentos como el aumento de penas y la muerte política para los corruptos, además su gobierno se encargaría de generar “buenas prácticas” de acceso a cargos públicos y contratos con el Estado, dándole un mayor peso a los méritos y la competencia, que al carácter político y discrecional. Asimismo y vinculada a su estrategia de empoderamiento de la mujer, Ramírez propone penas más altas para otros perfiles criminales, como violadores y atacantes con ácido.

En otros ejes como el de salud, sus propuestas no cuestionan de fondo la estructura y funcionamiento del actual sistema. En ello, cree pertinente la continuidad de las EPS, la reducción del costo de los medicamentos y la promoción de la salud preventiva.

En términos de educación, los puntos de campaña de la candidata conservadora ponen énfasis en la conexión de la educación con el sistema productivo. En este sentido, la formación técnica o de otro modo la educación para el trabajo, tendrían que brindar herramientas tanto para el emprendimiento, y por esta vía alternativas para el crecimiento económico del país, sino que además, se convertiría en la opción para que la educación media retenga a los estudiantes en una jornada extendida y los aleje de la delincuencia. Si bien en educación superior, Ramírez replica el discurso de acceso mediante créditos flexibles, una de sus apuestas más arriesgadas es la de una oferta de educación superior gratuita para niveles de Sisben I y II. En cuanto a la calidad, uno de los asuntos más discutidos frente al actual sistema educativo, su enfoque recae sobre la responsabilidad de los maestros y la profesión docente, de tal modo propone bonificaciones mensuales de acuerdo a su rendimiento y el de sus estudiantes. No obstante, este eje programático descarta la discusión de temas estructurales relacionados con la equidad en el acceso a la educación y las disparidades entre el sistema público y privado.

Dentro de su apuesta para el crecimiento económico destaca la propuesta de crear cuatro millones de empleos más, a través de un fondo de emprendimiento que ponga a funcionar 800 mil nuevas empresas. Basada en su trayectoria como Ministra de Comercio Exterior del gobierno de Andrés Pastrana, Ramírez considera que las bases del impulso económico están en la generación de unos sectores económicos competitivos con el exterior.

Si bien su estrategia frente a la crisis del sector agrario no se presenta prioritaria dentro de los cinco ejes programáticos mencionados, ha insistido en el apoyo de la industria agrícola como base para su fortalecimiento frente a los tratados económicos firmados por Colombia. Además se compromete con una vigilancia rigurosa a las actividades de compañías multinacionales involucradas con el manejo de los recursos naturales de la nación.

Asimismo, considera que las relaciones internacionales del país deben dar prioridad a lo multilateral, es decir, que éstas no se dependan únicamente de Estados Unidos ni de los gobiernos de la región, sino que los escenarios multilaterales sean la oportunidad de fortalecer los intereses colombianos en aspectos como la seguridad, el trabajo, salud y el comercio. Sin embargo, considera que organismos como la Celac e incluso Unasur no representan espacios serios y de tradición internacional, sobre los cuales Colombia tenga que centrar su estrategia de liderazgo. Además, demanda mantener una distancia prudente respecto a la situación interna de Venezuela y cree que Colombia exigir el cumplimiento de la Carta Democrática.

Del rápido recorrido que aquí se ha realizado a través de los ejes de campaña de la candidata Ramírez, se puede develar la influencia que el uribismo ha logrado ejercer sobre las ideas y apuestas programáticas del partido conservador en la última década , y también respecto al rechazo de un sector del conservadurismo frente al apoyo de la Unidad Nacional santista. De allí que el énfasis que ha hecho su campaña en el respeto del orden institucional, esté estratégicamente direccionado a rechazar lo que considera una práctica del santismo: la oferta de cuotas parlamentarias y otras prebendas como mecanismo de gobernabilidad.

De hecho, uno de los retos más importantes que Ramírez tendría si llegase a la presidencia, sería precisamente el de menguar las divisiones al interior de su propio partido. Marta Lucía Ramírez fue elegida como candidata única del partido conservador mediante una convención que tuvo claras divisiones entre santistas y otro sector afín al ex presidente Uribe. La pugna la logró ganar Ramírez, por lo menos temporalmente, debido al trabajo (particularmente, el de su fórmula a la vicepresidencia Camilo Gómez) de convencimiento con las bases conservadoras en las regiones, principalmente jóvenes, y otro grupo de personas que sin militar en el partido encuentran afinidad con las posturas conservadoras y las propuestas de la candidata. Finalmente sería en el escenario parlamentario donde se podría verificar el peso de dichas alianzas, para un partido que obtuvo 2 millones de votos en las pasadas elecciones al Congreso; en esto sin duda, el uribismo en podría otorgarle un apoyo importante desde su bancada. Además de llegase a confirmar su convicción con el gobierno de las leyes, tendría la posibilidad de mantener un margen de relacionamiento cordial con las altas cortes y órganos de control, esto sin ignorar cualquier tipo de presiones políticas que sobre estos podrían ejercerse.

En todo caso, las soluciones estructurales que exige un eventual posconflicto atado a las demandas sociales en ascenso, no será un tema fácil de tratar con el modelo propuesto por Marta Lucía Ramírez. Particularmente, reformas como la de justicia y el sector salud exigen respuestas prontas por parte de la institucionalidad. Queda por ver si un esquema de mantenimiento del actual estatus institucional aplicado a ese contexto, logra establecerse sin entrar en una contradicción política y social.

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Referencias consultadas

Azuero, Manolo. “Las dos caras de la estrategia de Marta Lucía”. La Silla Vacía. 30 de Abril de 2014. Disponible en:http://lasillavacia.com/historia/las-dos-caras-de-la-estrategia-de-marta-lucia-47250

El País. “Santos y Zuluaga quedarían empatados en primera vuelta, según encuesta de Gallup”. Consultado el 22 de mayo de 2014. Disponible en: http://www.elpais.com.co/elpais/elecciones/noticias/santos-y-zuluaga-quedarian-empatados-primera-vuelta-segun-encuesta-gallup

Lewin, Juan Esteban. “Así ganó la candidatura azul Marta Lucía Ramírez (y así le pueden aguar la fiesta)”. La Silla Vacía. 27 de enero de 2014. Disponible en: http://lasillavacia.com/historia/asi-gano-la-candidatura-azul-marta-lucia-ramirez-y-asi-se-la-pueden-tratar-de-quitar-46515

Ramírez, Marta Lucía. “Pactos para lograr un crecimiento con equidad”. Razón Pública. 12 de mayo de 2014. Disponible en:http://www.razonpublica.com/index.php/politica-y-gobierno-temas-27/7613-pactos-para-lograr-un-crecimiento-con-equidad.html

[1] Ver: El País. “Santos y Zuluaga quedarían empatados en primera vuelta, según encuesta de Gallup”. Consultado el 22 de mayo de 2014. Disponible en:

http://www.elpais.com.co/elpais/elecciones/noticias/santos-y-zuluaga-quedarian-empatados-primera-vuelta-segun-encuesta-gallup