Un Congreso particular

por: Diego Suárez

La particularidad del actual congreso ha sido repetida hasta la saciedad en todos los medios de comunicación, sin embargo espero aquí avanzar un poco más allá de lo descriptivo y pasar a lo sustancial de este congreso posesionado el pasado 20 de julio de 2014. Para eso haré una breve caracterización de lo que ha sido el congreso hasta hoy, posteriormente intentaré, lo más sintéticamente posible, describir cuales son las novedades, haciendo un pequeño balance de las mismas, para finalmente concluir con una tímida proyección.

En las democracias presidencialistas modernas occidentales, el congreso es un órgano que garantiza una pequeña cuota de poder a aquellos grupos que no alcanzan a hacerse con la presidencia, para de tal suerte no ser aplastados por esta. La pretensión teórica es que dado que el congreso es una corporación, los intereses de las minorías (territoriales, ideológicas, culturales, religiosas, o de cualquier índole) serían claramente representadas en este espacio, que al ser el juez del presidente de la república, este tendería a escuchar y respetar.

En Colombia sin embargo la realidad dista un poco de la teoría, ya que históricamente el congreso es afín al presidente, ya sea por corrupción, filiación partidaria o convicción ideológica, esto quiere decir que o las minorías no logran llegar al congreso o si llegan son aplastadas y acalladas por la maquinaria política de la mayoría. Este trastabillado caminar de la máxima asamblea del país tiene dos grandes causas: uno la altura e inclusión del debate político y dos su legitimidad e independencia.

Lo primero quiere decir, que dada la evidente renuencia del sistema político Colombia a incluir sectores alternativos, sumado a los fuertes arraigos culturales de la corrupción, clientelismo y nepotismo, su resultado lógico es que los espacios de poder y de decisión sean coptados, por una clase que con el tiempo extiende sus tentáculos por todos los rincones del Estado. Así el espacio para la discusión abierta termina siendo el escenario de la discusión de los mismos, sobre lo mismo, con los mismos argumentos; entre otras cosas porque recibieron el mismo tipo de educación. Esta clase cada vez se aleja más de las necesidades populares y se encargan de bloquear cualquier posible ascenso de otras propuestas. Las guerras civiles, y conflictos armados que ha vivido el país no son otra cosa que la evidencia viva de la incapacidad del sistema político colombiano de tramitar las diferencias.

Así el congreso solo representa una parte de la población del país que se ajusta a los estándares ideológicos de la estructura de un Estado construido por una clase dominante. Entonces las discusiones del congreso no son contradicciones fundamentales con los proyectos presidenciales, ya que quienes representan esas contradicciones se les negó el acceso sistemáticamente a esos espacios, sino que son discusiones limitadas a asuntos de forma, intereses personales, o ajustes parciales a un modelo preestablecido. En otras palabras la altura de la discusión política se reduce a su mínima expresión con tal de garantizar la estabilidad, de un sistema que por excluyente resulta sumamente frágil.

La segunda cuestión es concomitante a la primera, y ya sea como causa o consecuencia de esta, lo cierto es que el congreso no ha logrado crear su propia legitimidad, sus niveles de favorabilidad entre la población civil son muy bajos, siempre inferiores a los que pueda tener cualquier presidente electo, esto hace que el congreso sacrifique su independencia en la búsqueda de parte de la legitimidad que emana de la figura presidencial. Sin embargo en este movimiento su propia legitimidad se deteriora más. Esto es lo que hizo políticamente posible que el ejecutivo pasara por encima del legislativo constantemente a través de la figura de “estado de sitio” sin que esto significara una crisis institucional.

Este fenómeno de concentración de poder en la cabeza del ejecutivo fue perfectamente advertido por los constituyentes en 1991 y procuraron diseñar una serie de pesos y contra pesos con el fin de limitar un poco el poder presidencial y equilibrar las ramas del poder público. De igual forma los esfuerzos y sacrifico de la izquierda democrática para, a pesar del exterminio de la UP continuar, reorganizarse y re articularse para seguir en la lucha “democrática” son de gran valor en la búsqueda la desconcentración del poder. Sin embargo estos esfuerzos fueron fuertemente golpeados con la aprobación de la reelección presidencial que desequilibro la estructura del Estado nuevamente.

En este contexto hoy tenemos un congreso inédito, su particularidad puede reducirse a dos aspectos fundamentales, empero varios elementos propios de la nueva compasión del congreso, como de la coyuntura resultan novedosos. El primer gran elemento que si bien en estricto sensu  puede tener algún antecedente, no deja de ser por lo menos extraño para el normal devenir la política colombiana, es la existencia de una doble oposición al gobierno, por un lado está la tradicional oposición de izquierda encabezada por el Polo Democrático Alternativo, a la que el presidente Santos ya se enfrentó en su primer mandato. De otro lado se presenta una oposición de derecha, que no necesariamente es más derecha que la que representa el presidente pero que ha tenido un discurso virulento contra el gobierno, conformada por el Centro Democrático y algunas adhesiones del partido conservador.

El Polo como un partido auto denominado de izquierda cuestiona casi el total de las políticas adelantas por un gobierno que hoy se cataloga como de tercera vía, sin embargo coincide en la necesidad de una salida negociada al conflicto interno. Mas allá de su debilidad, producto de las confrontaciones internas, más el lastre que género en la opinión publica la alcaldía de Samuel Moreno; este partido ha demostrado en estos primeros días que seguirá siendo una bancada crítica y con una capacidad sorprendente a la hora de realizar control político. Dentro de las muchas diferencias que uno puede encontrar dentro de esta bancada (desde las posiciones más moderadas hasta algunas unas más radicales) su apuesta programática, y sobre todo, ideológica parece estar clara en aspectos claves como política social, modelo económico, salud o educación. Los apoyos esporádicos a esta bancada  se perfilan desde la alianza verde la cual según los temas se puede mostrar receptiva al proyecto del Polo democrático.

En la otra orilla el Centro Democrático, una bancada mucho más grande que la del Polo Democrático tiene un problema ideológico difícil de entender, pero que se hace evidente en sus cada vez más comunes acercamientos al Polo. Su discurso supuestamente de opciones es contradictorio, y no logra ubicarse con facilidad en el espectro político, el fenómeno puede ser producido por varios elementos entre ellos se pueden observar, de un lado, la precedente cercanía de sus más importantes líderes con el presidente Santos, y por lo tanto similitudes ideológicas en aspectos macroeconómicos, y algunas otras sobre cómo se entienden los problemas sociales, aquí no debe olvidase que  la discusión de la contienda presidencial se limitó al proceso de paz, y en especial en sus aspectos de forma como se vio al final de la campaña; y por el otro al alcanzar una votación tan alta en contra del proyecto Santos pero que solo se distancia de este en aspectos puntuales, crea la obligación de hacer oposición sin embargo no da un mandato claro sobre en qué dirección se debe desarrollar.

Este elemento se hizo evidente cuando el Centro Democrático le propuso al senador Jorge Enrique Robledo una coalición para impulsar su candidatura a la presidencia del senado, y luego apoya su debate de control político, por el caso saludcoop. Siendo este tal vez el más acérrimo contradictor del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, estos acercamientos no solo resultan extraños sino que demuestran el despiste ideológico en el que se encuentran. Sin embargo este despiste no debe confundirse con debilidad pues esta es una bancada de 20 senadores y 19 representantes que  además ha demostrado su fidelidad y disciplina, siendo el único partido que unifico las UTL’s  de sus congresistas con el fin de tener mayor profundidad en los debates, así que es claramente un poder importante dentro del capitolio.

El segundo gran elemento diferenciador de este congreso frente a los tradicionales es su alto perfil, es decir grandes figuras de la política nacional hoy están en el congreso, que desde todas las esquinas y en representación de diferentes sectores se encuentran en la máxima asamblea de debate del país; un expresidente de la república, un ex constituyente y un ex guerrillero son algunas de esas figuras. Esto no solo genera una mayor expectativa en el electorado por los debates, sino que les da altura en tanto son personas con acceso a información privilegiada, al mismo tiempo que han demostrado tener gran capacidad discursiva y argumentativa, en este sentido las discusiones resultaran más profundas y sustanciales.

Ahora las consecuencias de estas dos particularidades pueden evaluarse en todos los sentidos y pueden resultar tan insospechadas, que solo el tiempo podrá ofrecer respuestas concretas, por ahora solo se pueden examinar las que ya se han hecho evidentes; los debates han alcanzado un alto nivel, por las figuras que los protagonizan y porque en la disputa de las oposiciones se avizora profundidad en los temas a indagar, al mismo tiempo el debate público paso de los micrófonos donde las afinidades de los medios podrían favorecer o desfavorecer, a un escenario donde hasta ahora las reglas de participación se han hecho respetar, esta organización permite entender mejor la discusión.

Del mismo modo en los últimos 12 años la oposición en el congreso nunca había sido tan numerosa, por lo que a pesar de estar dividida garantizara un férreo control político. Estos aspectos fortalecerán la independencia del congreso y de ser capitalizados de la manera correcta en podrán verse reflejados en la imagen y percepción de los ciudadanos de esa corporación.

Ahora bien de otro lado existen algunos riesgos de esta nueva composición, el primero que ya se comienza a presentarse es que las bancadas de oposición por estar en orillas ideológicas distintas se enfrenten entre si y terminen olvidando su función  de control al presente gobernante, dejando vía libre para que la disciplina oficialista termine encargándose de todo.

Lo segundo es el peligro que suponen los personalismos que pueden afectar la institucionalidad e incluso la continuidad de los proyectos, tener figuras de alto nivel puede hacer que las discusiones se tornen personales y se desvíen de la estructura e intereses políticos de los partidos.

A futuro la cuestión para Santos  no está fácil de un lado debe pagar la “hipoteca” de la paz con la que recibió apoyos importantes de la izquierda y el “centro” aspecto que no debería tener problema para tramitar en el congreso, sin embargo el resto de su agenda de gobierno va a tener una fuerte oposición que pude ser de tres bandas en algunos casos (con el Polo, el Centro Democrático y la alianza verde). Por el otro lado el presidente debe organizar y equilibrar las fuerzas en su confusa propuesta de tercera vía, es decir tanto en el gabinete como sus propuestas tendrá la difícil tarea de tener contento a todos los que lo apoyaron (con excepción de la izquierda que se negó a participar en el gobierno) en un delicado y seguramente muy complejo equilibrio. Todo a causa de un reacomodamiento de fuerzas políticas cuya máxima expresión vemos hoy en el congreso de la república.

Sin duda este será un congreso cuando menos interesante y del que se puede esperar cualquier cosa, hay que estar atentos a los movimientos que se puedan producir y esperar que las consecuencias positivas de este particular momento se hagan evidentes muy por encima de las negativas.

Revisar: